miércoles, 17 de diciembre de 2008

El Freeride en México no ha muerto

Era sábado por la noche cuando recibí una llamada telefónica a mi celular, era Edgar Lozano el cual ya había regresado de Seattle y estaba organizando una ida al Downhill del Ajusco. Para ese entonces yo ya tenía en mente dedicarme al Downhill y ese fue un muy buen pretexto para conocerlo de lleno y olvidarme por completo del Freeride.

Eran las 9 de la mañana del domingo cuando llegue a las llantas en el Ajusco; que es donde se encuentra la entrada al parque y los alimentos más exquisitos del lugar (Tacos, quesadillas, hamburguesas, huaraches y algunas cosas más)

Edgar, Beto y Gerardo alias el Jerry, ya habían llegado al lugar y solo me estaban esperando a mi para empezar a subir en la camioneta de Beto y comenzar con los primeros descensos de la mañana.



Al principio todo parecía que seria fácil, ya que después de haber regresado de Vancouver y de haber rodado tan excelentes pistas, esto seria como un postre para nosotros; pero cual fue nuestra sorpresa, que las pistas están más complicadas de lo que parecen, ya que la construcción de las rampas y de las pistas es completamente diferente a como se construyen en Vancouver.


Después de algunas bajadas y de conocer las pistas, fue que nos dirigimos a ver el drop de piedra, que es un drop como de unos 3 ½ mts de alto, así como uno de los dos obstáculos de buen nivel que había en ese momento. Después de analizarlo y ver que el recibidor estaba algo destruido, fue que decidimos regresar el fin de semana siguiente para arreglarlo y probarlo.



Pasaban las horas del domingo y después de pensar un rato, le platique a Edgar que seria muy buena idea traer la madera que sobraba en Chiluca al Ajusco y así no dejar morir la pista de Freeride. Edgar hace muchos años atrás, había ido a platicar con los ejidatarios del parque para que le dejaran construir la pista, pero por motivos de interés personal del encargado, decidió buscar un nuevo lugar para construir, encontrándose con Chiluca. Después de pensarlo un rato Edgar apoyo mi idea y nos pusimos de acuerdo para ir por la madera el siguiente fin de semana y comenzar a reconstruir en el Ajusco, lo que parecía que ya estaba muerto; el Freeride en México.


Era Jueves por la tarde cuando me llamo Edgar para avisarme que el viernes irían a desmontar unos puentes que sobraban en Chiluca y ese mismo día los llevarían al Ajusco, del cual yo no pude asistir para ayudarlos por el trabajo pero acorde ayudarles el domingo, ya que el sábado también se me complicaba.


El domingo llegué como de costumbre al Ajusco y ellos ya se habían subido, a lo que tuve que esperar al camión que sube a todos los Downhilleros al inicio de las pistas. Al llegar al inicio de la pista de Downhill llamada la Nueva, me encontré con el primer puente que Edgar, Gerardo y Pedro habían armado. Este puente tiene como un metro de altura, va paralelo a la Nueva y en su parte final hay un gap como de 2 mts, el cual brinca la pista y te dirige al drop de piedra.


-No manches les quedo bien fregona


-El puente esta bien estable


-Y el recibidor del drop quedo de pelos.


-No manches va quedar de nivel la pista. Me escucharon decirles.


Para esa hora ya lo tenían más que probado y no me quedo de otra que intentarlo por mi mismo; después de intentarlo varias veces y de no tener el éxito apropiado, me enfile hacia el drop de piedra; el primer intento fallido, el segundo intento igual y para el tercer intento era inminente que ese día no me lo aventaría. Pero como buen individuo que es observado, me arme de valor y después de que la gente que me observaba empezaba a retirarse fue que decidí intentar por cuarta ocasión y volar el drop.


El silencio era inminente hasta que se escucho el sonido de la bici al caer de una altura de 3 mts o más y las palabras de un servidor diciendo:


-No manches esta padrisimo!!!

-No se siente nada.

-La caída esta bien suavecita.

Y a la vez escuchaba a Edgar y Gerardo decir,

-Ya vez Charly te lo dije.

-A huevo!! si se puedo

-Vientos wuey!!



Después de descansar un rato y de que se me bajara la adrenalina, empezamos a descender la montaña, encontrándonos con unos grandes amigos, los cuales habían ido a chiluca alguna vez y les había encantado lo que estábamos armando, hasta que dejaron de asistir por motivos de competencias en el Downhill. Ese día les platicamos de lo sucedido con la pista en chiluca, así como la llegada al Ajusco. Inmediatamente accedieron a ayudarnos y se comprometieron a traer de chiluca toda la madera que pudieran cargar en su combi.


Una vez pasada la semana, nos encontramos con la sorpresa de que la familia Praget se había traído el 90% de la madera que faltaba y que solo era cuestión de armar los tramos para construir la segunda etapa de la pista. Y así fue como Edgar, Beto, la Familia Praget, Rodrigo, Luis alias el Che y un servidor nos pusimos a armar el segundo tramo, creando así el nivel a seguir para el Freeride en el Ajusco



Inicio del freeride Ajusco

martes, 9 de diciembre de 2008

Freeride en Chiluca, una época termina.

Después de unas semanas de descanso y de no haber rodado en el Freeride de Chiluca, me decidí a darme una vuelta para practicar lo ya aprendido en Vancouver; eran las 8 de la mañana del domingo cuando mi despertador sonó y después de tomar el café de todas las mañanas me encamine a Chiluca para subir en 30 minutos a las hojas; que era donde comenzaba el Freeride. Al llegar me puse a rodar y saltar un rato, esperando que alguno del grupo apareciera o alguno del XC se parara a observarme.

Pasaron las horas y ninguno del grupo apareció, por lo tanto decidí regresar a mi casa para esperar al próximo fin de semana. Al llegar al estacionamiento donde se encontraba mi coche, un ciclista de XC se me acercó para preguntarme si utilizaba mi bici; una Banshee Scream para Freeride, en la pista de Freeride y que si sabia en donde se encontraba. Del cual le conteste que yo era uno de tantos de los que construía las pistas. A lo que el me dijo que le encantaba el freeride y que le gustaría echarnos la mano para construir algunas cosas, ya que el había vivido en Alemania y allá también habían pistas de este tipo.


Sin más que decir, acordamos vernos el próximo fin para que conociera a los del grupo y enseñarle la pista. Esto me daba mucha satisfacción ya que la pista empezaba a ser reconocida y varias personas estaban interesadas en participar.


Para dentro de dos fines de semana, yo tuve que volar a Torreón por causa de fuerza mayor y no pude asistir a las hojas, pero recibí una llamada de Alfonso avisándome que el Wallride, y los drops estaban destruidos, quedándome mudo y sorprendido al escuchar tan mala noticia.


Pasada la semana fui a ver la pista y en efecto estaba destruida, al ver esto me dio tanto coraje porque tanto tiempo de trabajo se había tirado a la basura.


Inmediatamente le escribí a Edgar para avisarle de lo sucedido, ya que el todavía se encontraba en Seattle; así como también a todo el grupo, el próximo fin sin más que hacer, me dedique a buscar al disque cuidador del terreno, ya que a el le pagábamos una lana para que lo cuidara; pero ese día no tuve tanto éxito.


Un día que estábamos brincando Beto, Marco y Yo en la pista, se nos acerco el supuesto cuidador del terreno, el cual le dije


- Porque permitiste la destrucción de las rampas. A la que el me contesto


– Yo las destruí, ya que en una ocasión los vi y ustedes se escondieron para no pagarme (que eran como 2 meses de atraso).


Pero lo que él no sabía y que luego le reclame, fue que para esas fechas nosotros nos encontrábamos en Vancouver. Sin más cosas que discutir le dije que me permitiera pagarle lo que le debíamos, pero que a su vez me dejara pagarle menos de lo acordado, ya que para esas fechas varios del grupo habían decidió tomar rumbos distintos y me era difícil conseguir la lana. A lo que el me contesto,


-No puedo recibir menos de lo acordado. Y si no me pegan, entonces seguiré destruyendo la pista.


Para ese entonces Edgar ya había planeado el irse a vivir a Seattle y solo regresaría a México para terminar con su carrera y recoger sus cosas.


Bernardo había decidido vender su bici de Freeride y dedicarse al Trial.


Rodrigo se dedico de lleno a la escuela de Cinematografía y dejo de ir.


Jorge tuvo un problema en la columna y tuvo que dejar de rodar un rato.


Paco se dedico de lleno al Street.


Y pues los únicos que quedábamos eran Beto, Alfonso y yo.


Platique con Beto y Marcos para ver si podíamos juntar la lana; a lo que ellos opinaron, que era muy poco probable juntarla; por lo que tuvimos que decirle a Tovar (El supuesto cuidador) que me dejara platicar con los demás del grupo para ver que hacíamos al respecto.


Por mayoría decidimos dejar de pagarle a Tovar y llevarnos la madera a otro lado, pero la pregunta era: ¿a donde y cuando iríamos por todo?. A Tovar se le dijo de la decisión del grupo y se le pidió que no desmontara nada hasta que fuéramos nosotros. Pasaron semanas y ninguno de nosotros se ponía de acuerdo, proponían lugares como Bosques del Lago, el parque de los remedios, en el mismo Chiluca, etc. Al ver que nadie tomaba decisiones, por mi mente pasaron muchas cosas, como terminar con el proyecto o dedicarme a otra cosa o de plano regresar al XC.


No se veía para donde movernos y poco a poco el grupo se dejaba de interesar en mover las cosas; Tovar al ver que no íbamos por la madera, empezó a desarmar los obstáculos de la pista, dejando la madera a merced de los ejidatarios, los cuales empezaron a llevársela poco a poco.


El final del proyecto y de la pista era más que inminente, las cosas parecían terminar en ese momento. Yo me sentía vacio y solo me quedaba como consuelo, el dedicarme al DH.




Recuerdos de Chiluca